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maría carnero | león 19/05/2013
Funcionarios del Cuerpo de Agentes Medioambientales de Castilla y León trabajan desde hace tiempo en la zona leonesa de Picos de Europa para llevar a cabo el plan de recuperación de urogallo cantábrico, una especie que se encuentra en esta zona al borde de la extinción y cuya única solución pasa en estos momentos por la cría de nuevos ejemplares en cautividad para su reintroducción en la zona.
El número de individuos en la Cordillera Cantábrica tiene a la especie al borde de la extinción en Picos de Europa, extinta recientemente de áreas próximas y con metapoblaciones muy separadas que dificultan una recuperación por la propia especie. En el occidente de su área de ocupación cantábrica, ésta se ha visto muy reducida en algunos lugares, incluso hasta desaparecer en los Ancares. Sin embargo, en las zonas de Omaña, Laciana, Alto Sil y vertiente asturiana, aunque el número de ejemplares no es muy grande, permite albergar esperanzas de, al menos, el mantenimiento de la especie.
La situación límite del urogallo cantábrico motivó que en Castilla y León se aprobara el Plan de Recuperación y se dictaran medidas para su protección mediante el Decreto 4/2009 de 15 de Enero. También desde la Unión Europea se ha puesto en funcionamiento el Proyecto Life Urogallo Cantábrico, en el que participan Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León, que tiene como objetivo la recuperación de la especie, con varias líneas de acción, como la definición y adecuación de hábitat, la información pública, o el control de predadores y competidores. Es de destacar la puesta en funcionamiento de un centro de cría en Asturias, que actualmente cuenta con ejemplares para reintroducciones. Con el estado de la población oriental cantábrica, la cría en el centro puede ser la única forma para que el urogallo no desaparezca de algunos montes en los que ya sólo se censan uno o dos individuos.
Un hábitat adecuado
La recuperación de esta especie, declarada en peligro de extinción, consiste en restablecer un hábitat adecuado para su permanencia y censar el número de ejemplares, llevado a cabo con técnicas GPS . Un arduo trabajo que en ocasiones supone luchar contra la propia naturaleza, ya que se trata de un ave que forma parte de la cadena trófica, lo que la hace especialmente vulnerable dentro de su propio hábitat por contar con varios depredadores en todas las etapas de su vida. De este aspecto es muy determinante la predación sobre los huevos, de fácil acceso ya que estas aves hacen las puestas en el suelo, así como sobre los juveniles, lo que explica el bajo éxito reproductivo y el escaso número de ejemplares que llegan a alcanzar la edad adulta y reproductora. Sobre los depredadores también se prevén acciones de captura, ya que entre estos se encuentran especies con alguna categoría de protección, así como de aumento de la presión cinegética en el caso de las especies cazables, acciones que deberán tener un riguroso seguimiento por parte de los agentes medioambientales.
El urogallo es una de las especies que a la largo de estos últimos años más ha sufrido las consecuencias de la mano del hombre ya que, aunque se prohibió su caza en 1979 por Orden de 25 de enero del Ministerio de Agricultura, continuó siendo objetivo de los furtivos hasta fechas recientes. Además hay otros factores determinantes como la depredación, la competencia con ungulados silvestres y el abandono de aprovechamientos tradicionales de los montes que mantenían una estructura arbolada favorable para el urogallo.
19/05/2013
La decadencia de la especie en León se ha intensificado en los últimos años. La estimación de la población cantábrica oriental está dificultada por el bajo número de individuos y la gran extensión de territorio potencialmente urogallero. El conjunto de Riaño, Lillo y Picos de Europa contaba en el periodo 1998-2000 con un censo estimado en la época de canto, de entre 32-39 machos. Estas cifras se han reducido drásticamente hasta desaparecer de la mayoría de los contaderos de esta zona, hasta alcanzar la inviabilidad para la recuperación de la especie por sí misma.
En el conjunto de la Cordillera Cantábrica se trabaja con los datos de 2004 que daban 500-550 ejemplares (de ambos sexos). Durante el periodo 1998-2003 en León se estimaron un total de 90-101 machos.
En León se han comenzado a realizar intervenciones sobre el hábitat, por parte del Servicio Territorial de Medio Ambiente. Estas intervenciones pretenden favorecer a las especies útiles para el urogallo, especialmente al arándano, con desbroces selectivos, y otras ericáceas asociadas a los ciclos vitales de lepidópteros y arácnidos que conforman una parte muy importante de la dieta del gallo en las primeras etapas de vida.